miércoles, 22 de abril de 2009

LEONARDO DA VINCI


Leonardo Da Vinci, nació en la Villa Toscana de Vinci, en el año 1542. Su padre fue un rico notario florentino, pero no se casó con su madre que era una campesina, fue hijo natural. Vivió en una época muy violenta, en la cual, el esplendor de las cortes no tenía límites. Leonardo desde siempre fue muy curioso, y a su temprana edad comenzó dibujando animales mitológicos, inspirado de la observación del mundo natural donde creció. A la edad de catorce años, su padre, consciente del talento, lo ingresó en el taller de Andrea del Verrocchio, en el cual aprendió pintura, escultura, técnicas y mecánica de la creación artística, durante seis años.

Al lado del este taller, se encontraba el taller de Antonio Pollaiuollo, donde comienza sus primeros estudios de anatomía, y también aprendió latín y griego.
No tarda en superar a su maestro, con su gran creatividad y su maestría con sus pinceladas. Comienza con una novedosa técnica recién llegada de los Países Bajos, la pintura al óleo, otorgando la maestría de los contrastes de rasgos y el extraordinario manejo de la técnica de los claroscuro.
Florencia se había convertido en el gran centro comercial de Italia, pero al ver que solo recibía alabanzas por sus virtudes, decide buscar un nuevo horizonte.

Por el 1482 se va a Milán donde se presenta a Ludovico Sforza, un hombre con gran influencia en su ciudad, aquí se quedaría diecisiete años como pintor e ingeniero. Sus proyectos abarcaron la hidráulica, la mecánica, la arquitectura, la pintura y la escultura. Fue un período de mucho desarrollo para Leonardo. Proyectó espaciosas villas, planos para canalizaciones de ríos, porque el pensaba que el hacinamiento y la suciedad de la ciudad era lo que había provocado la dramática peste que asoló Milán.

Da Vinci ha sido reconocido como el creador de la moderna ilustración científica. Aunque Leonardo no parece que se preocupara demasiado por formar su propia escuela, en su taller milanés se creó poco a poco un grupo de fieles aprendices y alumnos: Giovanni Boltraffio, Ambrogio de Predis, Andrea Solari, su inseparable Salai, entre otros; los estudiosos no se han puesto de acuerdo aún acerca de la exacta atribución de algunas obras de este período, tales como la Madona Litta o el retrato de Lucrezia Crivelli.

Contratado en 1483 por la hermandad de la Inmaculada Concepción para realizar una pintura para la iglesia de San Francisco, Leonardo emprendió la realización de lo que sería la celebérrima Virgen de las Rocas, cuyo resultado final, en dos versiones, no estaría listo a los ocho meses que marcaba el contrato, sino veinte años más tarde. La estructura triangular de la composición, la gracia de las figuras, el brillante uso del famoso sfumato para realzar el sentido visionario de la escena, convierten a ambas obras en una nueva revolución estética para sus contemporáneos.

Leonardo en 1498, finaliza una pintura mural, que en principio había sido un encargo, para un convento dominico, pero la cual se convirtió en su consagración pictórica, “La Última cena”. El mural se convirtió no sólo en un celebrado icono cristiano, sino también en un objeto de peregrinación para artistas de todo el continente.
Ludovico el Moro pierde el poder, en el año 1499, cuando los franceses ingresan en Milán. Leonardo decide abandonar la ciudad junto con Pacioli y viaja a Venecia. Esta ciudad estaba amenzada por los turcos, y contrata a Leonardo como ingeniero militar. En pocas semanas proyectó una cantidad de artefactos cuya realización concreta no se haría sino, en muchos casos, hasta los siglos XIX o XX, desde una suerte de submarino individual, con un tubo de cuero para tomar aire destinado a unos soldados que, armados con taladro, atacarían las embarcaciones por debajo, hasta grandes piezas de artillería con proyectiles de acción retardada y barcos con doble pared para resistir las embestidas.

Los costes desorbitados, la falta de tiempo y, quizá, las excesivas (para los venecianos) pretensiones de Leonardo en el reparto del botín, hicieron que las geniales ideas no pasaran de bocetos. En abril de 1500 Da Vinci entró en Florencia, tras veinte años de ausencia.
Dominaba la ciudad César Borgia, un hombre déspota, ambicioso y temido, y se preparaba para conquistar más territorios. Leonardo nuevamente actúa como ingeniero militar. Poco tiempo después el condotiero cae en desgracia, los capitanes se sublevaron, envenenan a su padre, y el mismo se enferma. Vuelve a la ciudad en 1503, la cual estaba en guerra con Pisa, allí concibe su genial proyecto de desviar el río Arno por detrás de la ciudad enemiga cercándola, y la construcción de un canal como vía navegable para comunicar Florencia con el mar, lamentablemente el proyecto sólo quedó en los mapas de su autor.

La nobleza florentina ya había reconocido a Leonardo como a uno de los mayores maestros de Italia, y en 1503 recibió el encargo de pintar un gran mural, doblando el tamaño de La última cena, para inmortalizar algunas escenas históricas de su gloria.
Apenas sobrevivió en copias una gran obra de este período Leda y el cisne. La cumbre de esta etapa florentina fue el retrato de La Mona Lisa, obra muy famosa desde su creación, la cual se convirtió en modelo de retrato, de la cual nadie escapó a su influjo. Esta obra ha inspirado infinidad de libros y leyendas, pero poco y nada se sabe de su vida, ni siquiera se conoce quien fue que encargó el cuadro. Leonardo la vendió en Francia al rey Fancisco I, La Gioconda es la obra más comentada, admirada e imitada de la historia del arte, y su misterio hasta nuestros días sigue fascinando.
Era cada vez más intenso el interés de Leonardo por los estudios científicos, asistía a disecciones de cadáveres, sobre los que confeccionaba dibujos, para entender la estructura y funcionamiento del cuerpo humano.

Tenía la convicción de que el hombre podría volar, de ahí sus observaciones en las aves. De sus apuntes que han quedado se han visto como claros precursores del moderno helicóptero.
Regresa a Milán en 1506 a pedido de Dàmboise, gobernador francés, que le ofrece el cargo de arquitecto y pintor de la corte, su estadía es interrumpida por un lapso muy corto en Florencia para colaborar con el escultor Giovanni Farancesco Rustici, en la ejecución de los bronces del baptisterio de la ciudad.

Leonardo, pintaba poco dedicándose a recopilar sus escritos y a profundizar sus estudios: con la idea de tener finalizado para 1510 su tratado de anatomía trabajaba junto a Marcantonio della Torre, el más célebre anatomista de su tiempo, en la descripción de órganos y el estudio de la fisiología humana. Leonardo se manifestaba en múltiples ramas: escribía sobre matemáticas, óptica, mecánica, geología, botánica; su búsqueda tendía hacia el encuentro de leyes funciones y armonías compatibles para todas estas disciplinas, para la naturaleza como unidad. Paralelamente, a sus antiguos discípulos se sumaron algunos nuevos, entre ellos el joven noble Francesco Melzi, fiel amigo del maestro hasta su muerte. Junto a Ambrogio de Predis, Leonardo culminó en 1508 la segunda versión de La Virgen de las Rocas; poco antes, había dejado sin cumplir un encargo del rey de Francia para pintar dos madonnas.

Durante el año 1513 la inestabilidad política lo hace abandonar Milán, marchó a Roma, donde vive en el belvedere de Giuliano de Médicis, hermano del nuevo papa LeónX.
Vive una etapa de tranquilidad en el Vaticano, con una remuneración digan y sin grandes obligaciones dibujó mapas, estudió antiguos monumentos romanos, proyectó una gran residencia para los Médicis en Florencia. Al morir Giuliano de Médicis, deja Italia definitivamente, y viaja a Francia. Allí pasará sus tres últimos años de su vida en el palacio de Cloux, como pintor, arquitecto y mecánico del rey. En esta última etapa de su vida pasa como miembro de la nobleza, más que como empleado de la casa real, esto se debía en parte al gran respeto que tenía Francisco I por él.

Alcanzó a completar el ambiguo San Juan Bautista, un andrógino duende que desborda gracia, sensualidad y misterio; de hecho, sus discípulos lo imitarían poco después convirtiéndolo en un pagano Baco, que hoy puede verse en el Louvre de París.
Su salud comienza a desmejorar a partir del año 1517, pero ha de morir en Cloux el 2 de mayo de 1519, y deja testamento a favor de Melzi, de todos sus libros, manuscritos y dibujos y éste los devuelve a Italia.

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