jueves, 23 de abril de 2009

La pintura barroca

La pintura del Barroco son las manifestaciones del arte de la pintura durante la época del Barroco (aproximadamente entre 1600 y 1750).

Durante esta época la pintura adquiere un papel prioritario dentro de las manifestaciones artísticas. Siendo la expresión más característica del peso de la religión en los países católicos y del gusto burgués en los países protestantes.

Cena en Emaús, pintado en 1601 por Caravaggio

Se desarrollan nuevos géneros como los bodegones, paisajes, retratos, Vanitas, cuadros de género o costumbristas, así como se enriquece la iconografía de asunto religioso. Existe una tendencia y una búsqueda del realismo que se conjuga con lo teatral y lo efectista.

El color, la luz y el movimiento, son los elementos que definen la forma pictórica.

Mientras que la dinámica del espacio, la visión de las escenas en profundidad, la estructuración de las composiciones mediante diagonales y la distribución de manchas de luz y de color, configuran el espacio como algo dinámico, donde contornos se diluyen y las figuras pierden relevancia frente a la unidad de la escena.

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Características generales [editar]

El dominio técnico absoluto tanto de pintura al óleo sobre lienzo como de la pintura al fresco.

El predominio del color sobre la línea. Incluso, los efectos de profundidad, perspectiva y volumen se consiguen más con los contrastes de luz y de tonalidades del color que con las líneas nítidas y definidas del dibujo.

La luz se convierte en un elemento fundamental en la pintura barroca. La luz dibuja o difumina los contornos, define también el ambiente, la atmósfera del cuadro, y matiza los colores. La utilización de la técnica del claroscuro llega a la perfección gracias a muchos pintores del Barroco.

El movimiento y las composiciones complicadas, con perspectivas insólitas y una distribución asimétrica de los volúmenes.

El realismo, la imitación de la realidad teorizada por los renacentistas pero sin la idealización y concepción propias del siglo anterior.

•El gusto por perspectivas ilusionistas, sobre todo las vueltas, donde se intenta romper visualmente el espacio arquitectónico real con efectos trompe l’oeil, mediante la representación del cielo y la sugerencia del infinito, recurso pictórico que ya había utilizado Mantegna en la Habitación de los esposos del siglo XV.

Pintura barroca en Italia [editar]

La pintura italiana de la época trata de romper con las formas del manierismo, ya mal vistas. Los encargados fueron dos bandos bien diferenciados; por un lado el pintor Caravaggio, y por el otro lado los hermanos Carracci (Ludovico, Agostino y Annibale).

El naturalismo, del que Caravaggio es el mejor representante, trata temas de la vida cotidiana, con imágenes tétricas usando efectos de luz. Los claroscuros procuran dar intensidad y viveza. Se rehúyen de los ideales de belleza, mostrando la realidad tal como es, sin artificios. Una buena parte de los pintores de la época cultivaron el Caravaggismo

Por otra parte, los Carracci forman el llamado clasicismo. Los temas a plasmar son inspirados de la cultura greco-latina, con seres mitológicos. Los autores del siglo XVI, como Rafael y Miguel Ángel, son fuertes influencias. El color es suave, al igual que la luz, y se pintan frescos en techos.

Ambas tendencias dejaron secuela y sirvieron para renovar los escenarios pictóricos. La presencia de Rubens, otro genio del barroco, en Génova, se ve reflejada en las obras del lugar.

Pintura barroca en Francia [editar]

En Francia, el manierismo se ve influenciado por el barroco. La pintura es clasicista y se usa para decorar palacios, con un estilo sobrio y equilibrado. Se pintan retratos y se tratan temas mitológicos.

Su autor más destacado es Nicolas Poussin, quien estuvo claramente influenciado por las corrientes italianas, tras su visita a Roma. Buscó la inspiración en las culturas grecorromanas. Otros artistas fueron Georges de La Tour y Felipe de Champaign.

No obstante, el barroco en Francia fue poco más que una influencia, transformándose después en el rococó.

Pintura barroca en Flandes y Holanda [editar]

En Flandes domina el panorama la figura de Rubens, desarrollando una pintura aristocrática y religiosa, mientras que en Holanda, la pintura será burguesa, dominando los temas de paisaje, retratos y vida cotidiana, con la figura de Rembrandt como su mejor exponente.

Pintura barroca en España [editar]

Detalle de Apolo y Marsias de José de Ribera, 1637, Museo N. di San Martino, Nápoles

En España, el barroco supone el momento culmen de la actividad pictórica, destacando sobre un magnifico plantel de pintores, la genialidad y maestría de Velázquez, Ribera, Murillo o Zurbarán. El periodo fue conocido como Siglo de Oro, como muestra de la gran cantidad de importantes figuras que trabajaran, a pesar de la crisis económica que sufría el país.

Los pintores españoles usan como inspiración a artistas italianos como Caravaggio y su tenebrismo. La pintura flamenca barroca influye notablemente en España, debido al mandato que se ejerce en la zona, y a la llegada de Rubens al país como pintor de la corte.

Las principales escuelas del arte barroco serán las de Madrid, Sevilla y Valencia.

La temática en España, católica y monárquica, es claramente religiosa. La mayoría de obras fueron encargadas directamente por la iglesia. Por otra parte, muchas pinturas tratan de reyes, nobles y sus guerras, como en el famoso cuadro Las Lanzas, que pintó Velázquez en 1635 para el Palacio del Buen Retiro de Madrid. La mitología y los temas clásicos también serán una constante. Pero es la religión cristiana la que más se repite, sirva como ejemplo El martirio de San Felipe, gran obra de José de Ribera. El realismo de las obras se usará para transmitir al fiel la idea religiosa, por lo que el barroco fue un arma para la iglesia.

Los colores son vivos, con efectos de múltiples focos de luz que crean otras tantas zonas de sombras. El tenebrismo italiano se dejará sentir en todos los pintores españoles. Las figuras no suelen posar, son captadas con un movimiento exagerado para darle fuerza a la escena. Los cuadros al óleo son grandes y habitualmente complejos, con varias figuras y de gestos expresivos

Caravagismo

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(Redirigido desde Caravaggismo)
Judith decapitando a Holofernes, de Caravaggio, 1598-1599. Galleria Nazionale d'Arte Antica, Roma.

El caravagismo es una corriente pictórica dentro del barroco, que designa el estilo de los artistas que se inspiraron en la obra de Caravaggio. Estos pintores también son conocidos como tenebristas, por su uso de la técnica del claroscuro. En otras ocasiones, se hace referencia a su naturalismo o realismo. Los pintores caravaggistas reproducen la figura con gran realismo, representándola generalmente contra un fondo monocromo, e iluminados por una luz violenta.

Se originó en Roma a principios del siglo XVII, desarrollándose, aproximadamente, entre 1590 y 1650. Los principales pintores caravagistas fueron Bartolomeo Manfredi, Orazio y Artemisia Gentileschi, Gerrit van Honthorst, Hendrick ter Brugghen, Giovanni Serodine, Battistello Caracciolo y José de Ribera.

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Historia [editar]

Italia [editar]

Judith decapitando a Holofernes, de Artemisia Gentileschi, h. 1620, Galería de los Uffizi, Florencia

El caravagismo surge como reacción al manierismo, estilo que se consideraba artificial, demasiado exquisito e intelectual. Caravaggio propone tomar como modelo la realidad, las personas que encontraba en la calle.

La instalación de las pinturas de Caravaggio sobre san Mateo en la Capilla Contarelli tuvo un impacto inmediato entre los jóvenes artistas que, provenientes de otras partes de Italia, se encontraban trabajando en Roma, y el caravagismo se convirtió inmediatamente en la tendencia a seguir por todos los pintores jóvenes.

Los primeros caravagistas fueron Giovanni Baglione (aunque su fase caravagista duró poco) y el toscano Orazio Gentileschi. En la siguiente generación estuvieron el veneciano Carlo Saraceni, el mantuano Bartolomeo Manfredi y el romano Orazio Borgianni. Gentileschi, a pesar de ser considerablemente más viejo, fue el único de estos artistas que vivió más allá de 1620, y acabó como pintor cortesano del rey Carlos I en Inglaterra. Su hija, Artemisia Gentileschi estaba también muy cercana a Caravaggio, y fue la más dotada de entre los pintores que se adscribieron a este movimiento, que cultivó en su vertiente más violenta. En aquella época, sin embargo, tanto en Roma como en Italia en general, no fue Caravaggio, sino Annibale Carracci y su mezcla de elementos del Alto Renacimiento y el realismo lombardo, quien al final acabó triunfando en el pleno barroco.

El veneciano Domenico Fetti se enmarca en esta corriente, si bien su realismo es más bien pintoresco y sensual, con colores luminosos.

También los artistas extranjeros que vivieron y trabajaron en Roma durante aquellos años cultivaron el estilo. Directamente relacionado con este movimiento naturalista está el destacado pintor alemán Adam Elsheimer, si bien a diferencia de los otros caravaggistas, Elsheimer se dedicó al paisaje y a los efectos atmosféricos en él. En Roma también se formaron los franceses Valentín de Boulogne y al Simon Vouet de su primera época. Finalmente, los holandeses Gerard van Honthorst y Hendrick ter Brugghen.

La breve estancia de Caravaggio en Nápoles produjo una notable escuela de caravagistas napolitanos, incluyendo entre ellos a Battistello Caracciolo y Carlo Sellitto. Nápoles en aquella época rivalizaba con Roma en cuanto a foco de atracción de artistas, en torno a la corte de los virreyes españoles. Allí pasó la etapa final de su vida Artemisia Gentileschi. Otros caravagistas napolitanos fueron Andrea Vaccaro, Bernardo Cavallino y Massimo Stanzione. Se considera que el movimiento caravaggista acabó allí con la terrible plaga del año 1656. No obstante, la tendencia se mantuvo en pintores posteriores como Mattia Preti, Salvator Rosa o Luca Giordano. Al modo particular en que se entendió el caravagismo en Nápoles se le llama tenebrismo, e influyó particularmente en España.

España [editar]

San Andrés Apóstol, de José de Ribera, h. 1630, Óleo sobre tela, 123 × 95 cm, Museo del Prado, Madrid.

Las estrechas relaciones en la época entre España e Italia motivaron que España fuera el primer país que siguió esta corriente pictórica después de aquel donde se inició. En torno al año 1600 trabajó en la Península Ibérica Orazio Borgianni.

En Nápoles, territorio entonces español, trabajó José de Ribera como pintor de los virreyes. Está considerado el pintor tenebrista por excelencia, llegando en ocasiones a una gran dureza.

Autores que fueron ya tenebristas en sus composiciones fueron Bartolomé González, Juan van der Hamen, Juan Bautista Maíno y Luis Tristán. El murciano Pedro Orrente incorporó la iluminación y las formas caravagistas, como puede verse en su San Sebastián de la catedral de Valencia.

El caravagismo fue el estilo dominante en la pintura española hasta aproximadamente 1635, debiendo mencionarse la obra de Francisco Ribalta, su hijo Juan y Juan Sánchez Cotán, con sus bodegones de iluminación muy contrastada. Es posible que Ribalta padre conociera la obra de Caravaggio en un viaje a Italia en torno a 1616; lo cierto es que las obras de su última etapa son plenamente tenebristas, con marcados contrastes de luz y sombra y utilización de modelos del natural, nada idealizados. Su hijo Juan trabajó en la misma línea.

Jerónimo Jacinto de Espinosa siguió cultivando el naturalismo tenebrista cuando ya en España triunfaba el barroco pleno.

Puede verse la influencia del estilo en las obras de Velázquez o Zurbarán de aquella época. Velázquez presumiblemente vio la obra de Caravaggio en sus varios viajes a Italia.

Países Bajos [editar]

Muchacho con pífano, Hendrick Jansz Terbrugghen, 1623, óleo sobre lienzo, 67,6 × 55 cm, Museo István-Dobó, Eger.

Un grupo de artistas católicos de Utrecht, los "caravagistas de Utrecht", viajaron a Roma como estudiantes en los primeros años del siglo XVII y quedaron profundamente influidos por la obra de Caravaggio, tal como lo describe Bellori. Son precisamente estos pintores del norte quienes acogieron con mayor interés algunas novedades de esta tendencia, como el realismo y la representación de escenas callejeras o de taberna, tendencia que cultivaron en particular los llamados bambochantes.

A su regreso a las tierras del Norte, difundieron esta tendencia en cuadros de gran formato, experimentando un florecimiento breve en el tiempo pero de gran influencia durante los años 1620 con pintores como Hendrick ter Brugghen, Gerrit van Honthorst (llamado Gerardo de la Noche), Dirck van Baburen y Andries Both. Los tres primeros son considerados los creadores de la escuela de Utrecht. A diferencia de los caravagistas italianos, en los que la luz tenía un origen incierto, los pintores de la escuela de Utrecht presentaban un foco de luz artificial perfectamente identificado y concretado en la pintura, generalmente una vela.

Estos pintores fueron posteriormente imitados, con la realización de cuadros a escala más pequeña, originando la pintura de género doméstico, típicamente holandesa. En la siguiente generación los efectos de Caravaggio, aunque atenuados, se dejan sentir en la obra de Rubens (quien compró una de sus pinturas para los Gonzaga de Mantua, pintó una copia de El entierro de Cristo y tiene obras de juventud de estilo caravagista), Vermeer y Rembrandt.

Francia [editar]

Magdalena penitente, llamada Magdalena Fabius, Georges de La Tour, 1628-1645, Óleo sobre tela, 113 × 93 cm, col. Fabius, París.

En Roma trabajaron los franceses Valentin de Boulogne y Simon Vouet. Como ellos, muchos otros artistas acudían a la ciudad eterna a estudiar, conociendo así de primera mano el naturalismo que allí se practicaba. A su regreso a Francia, estos artistas tuvieron éxito, sobre todo en provincias y entre la clientela eclesiástica y burguesa. El más famoso de los caravagistas franceses fue Georges de La Tour, que trabajó en el Ducado de Lorena, por entonces independiente de Francia; fue introductor del estilo Jean Le Clerc.

La nómina de los tenebristas franceses se incrementa con los nombres de Lubin Baugin, el flamenco Lodewijk Finson o Finsonius (en Aix-en-Provence), Guy François (en Puy), Jacques Linard, Louise Moillon, Sébastien Stoskopff, Richard Tassel (en Borgoña), Nicolas Tournier (en Toulouse) y Claude Vignon.

Con esta tendencia pictórica tuvieron relación los hermanos Le Nain (Antonio, Luis y Mateo), siguiendo la línea más bien de los llamados bambochantes.

Estilo [editar]

Los caravagistas pintaron cuadros apaisados de gran tamaño, al óleo, sobre lienzo.

Trataron preferentemente temas religiosos, en particular los más violentos y dramáticos, como la historia de Judith y Holofernes, o los martirios de santos. No obstante, adoptaron una iconografía realista, tomando del natural los modelos de sus santos y vírgenes. Se añadían pocos elementos en la composición, aparte del personaje central, pero estos elementos (como vasijas o cestos) eran de un gran realismo.

Esta tendencia caló entre el público, que de esta manera se veía mejor representada en las obras, lo que incitaba a la piedad; por ello se convirtió en el primer estilo pictórico de la Contrarreforma. El riesgo, sin embargo, estaba en caer en la vulgaridad excesiva, haciendo que se perdiera en parte el respeto a esas imágenes santas, lo que hizo que, por ejemplo, algunas de las obras de Caravaggio fueran rechazadas por sus clientes.

Además de esto, fueron frecuentes los cuadros de género, representando escenas de la vida cotidiana, como las tabernas o las partidas de cartas. Esta tendencia derivó hacia unas obras en las que prevalecía lo pintoresco, llamadas bambochadas, siendo conocidos los pintores que las hacían con el término de bambochantes, palabra derivada del italiano Bamboccio ("monigote"), apodo del holandés Pieter van Laer. Estos pintores representaban escenas callejeras protagonizadas por personajes populares como gitanos o mendigos. Aunque usaban la técnica tenebrista, lo cierto es que hay una cierta preocupación por el paisaje, ausente en la mayor parte de las obras de esta tendencia.

Con menor frecuencia, se cultivaron temas mitológicos y bodegones.

Las composiciones son sencillas: las figuras, representadas de tamaño natural, de medio cuerpo o cuerpo entero, sobre un fondo oscuro. El rasgo más característico de esta escuela es el uso del claroscuro: no trabajaban el fondo, que quedaba en penumbra, y concentraban toda su atención, con una luz muy intensa, en las figuras que ocupan el primer plano. Este contraste dramático fue cultivado sobre todo por napolitanos y españoles, a los que con mayor frecuencia se denomina tenebristas.

En los cuadros italianos y españoles, la luz es de origen indeterminado; en cambio, en pintores como Georges de La Tour o la escuela de Utrecht, proviene de una fuente concreta que aparece en el cuadro. Esta introducción en el cuadro de una fuente de iluminación visible se le llama luminismo.

Los colores predominantes son los rojos, ocres y negros. Se aplicaba directamente, sin boceto preparatorio ni dibujo previo, lo que en italiano se llama alla prima.

Galería [editar]



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